En el año de 1907 en la Ciudad de Génova, una bella y joven italiana inicia la elaboración de panes y galletas caseras.

En ese entonces, los accesorios e implementos de cocina eran muy elementales y rudimentarios, muchos de los cuales fueron fabricados por la familia como el horno a carbón.

La segunda generación en Lima continúa la tradición familiar y logra nuevas fórmulas de galletas como el Canestrelli. La tercera generación también desarrolla nuevas galletas como las Ilditas(Vainilla).

Es la cuarta generación, la cual decide incursionar en el camino comercial de convertir a Dolce María con su consigna Fina Dulzura en una empresa de Galletas Artesanales.